Desperté y observé el cielo. Una nube blanca con la forma de mis sueños permanecía
tendida en el azul empalagoso. Ella podía serlo todo y, sin embargo, nada… El
viento se encargó de arrastrarla lejos de mi visión.
Afuera se escuchaba a los niños de la vecindad jugando en el patio. Jugaban a construir una casita, hacían un ruido que alegraba el alma, porque ¿quién es lo suficientemente infeliz para no disfrutar del sonido de los niños divirtiéndose?
Estuve a punto de pronunciar el condenatorio: "Detente, eres tan bello", pero caí en cuenta: Eolo por la noche me había despojado del frágil techo de lámina que me protegía del frío. ¡Oh, dicha, cuándo te presentaras para quedarte conmigo!
Un tanto disgustado me levanté y fui a cerrar la puerta que también el viento abrió por la noche. Había entrado la primavera y los niños habían armado un buen fuerte con mis láminas arrebatadas a su llegada, no pude evitar sonreír.
Afuera se escuchaba a los niños de la vecindad jugando en el patio. Jugaban a construir una casita, hacían un ruido que alegraba el alma, porque ¿quién es lo suficientemente infeliz para no disfrutar del sonido de los niños divirtiéndose?
Estuve a punto de pronunciar el condenatorio: "Detente, eres tan bello", pero caí en cuenta: Eolo por la noche me había despojado del frágil techo de lámina que me protegía del frío. ¡Oh, dicha, cuándo te presentaras para quedarte conmigo!
Un tanto disgustado me levanté y fui a cerrar la puerta que también el viento abrió por la noche. Había entrado la primavera y los niños habían armado un buen fuerte con mis láminas arrebatadas a su llegada, no pude evitar sonreír.
"Cuando el viento sopla fuerte para un lado
yo inclino mi ser hacia el otro"