En
los cuentos de José Luis González podemos observar: racismo, discriminación,
pobreza, ignorancia, migración y una segmentación social muy marcada, donde los
negros son el último eslabón de la cadena. Pongamos por caso “Santa
Claus visita a Pichirilo Sánchez” con
la siguiente frase: “No todos los negros son brutos”, en este cuento José Luis
González nos narra la historia de Pichirilo, un negrito que acaba de descubrir
la existencia de Santa Claus, al final Pichirilo piensa haber visto a Santa
Claus salir de su casa, cuando lo que vio fue a Asalon (vendedor de mala
reputación) quien acababa de abusar de
su hermana mayor.
El abuso sexual también
forma parte del Puerto Rico de González, un ejemplo lo tenemos en “La mujer”, donde una chica del campo es violada,
y queda embarazada, por un “ingeniero”, al enterarse el padre de la chica de
esto, busca al ingeniero y lo mata de un machetazo. El padre cumple una condena
preso y al salir sufre la misma suerte del ingeniero solamente que… a manos de
su hija −al parecer por proteger a su hijo−. La violencia hecha cuento.
Pero, ¿Qué hay más
violento que una guerra? Quizás tener que participar en la guerra de otros,
esto es lo que sucede en el cuento “Una caja de plomo que no se podía abrir”, en
este cuento José Luis González narra cómo fueron recibidos los restos de Moncho
Ramírez, obligado a participar en una guerra que no era la de su patria, la
madre inconsolable por la pérdida de su hijo −y por no poder ver por última vez
a su hijo−, mientras los soldados, que llevaban el cuerpo, parecen indiferentes
ante su sufrimiento, para ellos es sólo un protocolo, la voz narrativa al final
recibe una carta y nos menciona que no necesita que le traduzcan esa carta
(falta de educación), él sabe de que se trata, es el aviso de reclutamiento
militar, así se verá obligado a dejar su casa, su familia y a sus amigos, al
igual que lo hacen los migrantes del pueblo a la ciudad (en busca de mejores
oportunidades).
Hablando de los
migrantes, José Luis Gonzales tiene un cuento llamado “La carta”, donde un chico, al parecer de pueblo,
sale en busca de mejores oportunidades a la ciudad y al no encontrarlas tiene
que mendigar −para poder enviar esa “carta”− en la cual podemos leer como
distorsiona la realidad para que los lectores piensen en un éxito ilusorio. “Mentir
para no ser descubierto como un fracasado”, es al parecer el tema central de
este cuento, el orgullo del “hombre”.
El orgullo del hombre (el
hombre pobre, en este caso de los negros), se muestra en el cuento “En el fondo del caño hay un negrito”. “pendejos” dice el padre de familia
al paso de un camión, desde donde alguien echa un vistazo a su casucha, quizás
por la impotencia de no tener que comer, siempre a la defensiva, como decía
Samuel Ramos en El perfil del hombre y la
cultura en México: “El
desconfiado está siempre temeroso de todo, y vive alerta, presto a la
defensiva. Recela cualquier gesto, de cualquier movimiento, de cualquier palabra.
Todo lo interpreta como una ofensa”.
Es un cuento triste,
ese, donde un negrito se reúne con su reflejo al final del caño. José Luis González
nos presenta un aspecto social del Puerto Rico que tuvo la oportunidad de observar y darnos a conocer: como la gente
llegaba e instalaba sus casas en lugares inseguros, como se hacían sacrificios
por parte de los padres para sacar adelante o para que sobrevivieran sus
hijos; otro aspecto es el machismo “La primera vez que vio aquella expresión en el rostro de su mujer fue la
noche que regresó a casa borracho y deseoso de ella pero la borrachera no lo
dejó hacer nada. Tal vez por eso al hombre no le hacía gracia aquella mueca.”,
pero hay otra expresión que le gusta −porque es la que le conviene como hombre−
“La primera vez que vio aquella expresión en el rostro de su mujer no fue en
ocasión de un despertar, sino la noche que se acostaron juntos por primera vez.
Quizá por eso a él le hacía gracia verla despabilarse así todas las mañanas.”.
La pobreza vivida por esta familia resulta impactante y la muerte del negrito
puede partir el corazón de algunos o quizás no, recordemos la frase “un negro menos no le va a hacer falta a nadie” del cuento “La galería”.
En “La galería”, nos encontramos con otra punto de
vista, de esa realidad descrita por González, la de una clase social dominante:
los blancos. Sin dejar de lado la crítica social, el autor nos narra −en la
visión de un niño blanco− como se desarrolla una reunión familiar, pasando de
la exploración sexual con la prima a como sobrevivió su tío de niño gracias a
la leche de una negra. Todo esto hace huir al niño, más aun al saber que el
hijo de la negra murió y como su tío se regocija diciendo: “un negro menos no le va a hacer falta a nadie”.
Muchos quisiéramos
salir corriendo ante temas como: muerte, migración, machismo, sexualidad,
racismo y pobreza -como los que expone José Luis González en sus cuentos-; sin
embargo, debemos estar atentos con los expuesto por el escritor, su propósito
es traernos imágenes que en nuestra vida citadina no podríamos percibir con la claridad
de él, un Puerto Rico violento.
*En México resulta difícil conseguir los textos de este autor e incluso en la web -quizás porque hablar de negros no es rentable-, pero en las siguientes ligas podrán encontrar algunos cuentos que aparecen en La galería y otros cuentos.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/pr/gonzalez/jose_luis_gonzalez.htm
http://es.scribd.com/doc/75605118/Jose-Luis-Gonzalez-La-galeria
http://es.scribd.com/doc/75605760/Jose-Luis-Gonzalez-La-mujer
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