
Pegó la oreja en la puerta
del baño, pero nada, alguien había subido el volumen porque sonaban el
talentoso Jimmy. Intentaba concentrarse enfocando la mirada en algún rincón escasamente
iluminado, pero no podía, quería enterarse de cuanto sucedía a unos pasos de
él, creyó sentir un golpe sordo en la madera y cerró los ojos, se sentía desfallecer mientras pegaba los labios en la puerta.
La piel de ella dejó de brillar para él cuando por fin salió de aquel cuarto de baño y le preguntó, como sin querer y soltando una risita: “¿aún por aquí?”. El antifaz que le había obsequiado cayó y se quebró sin remedio, los gamberros que salieron tras de ella se encargaron de terminar de destruirlo. Él, más aturdido por el alcohol que por la situación, sólo atinó a señalarle que aún le quedaba un poco de ron en la botella.
Desde un rincón, sentado en un banco incomodo, apenas iluminado por una lámpara, la miraba intentando acallar a su espíritu lastimado que intentaba escapar por sus ojos. De algo estaba seguro, dolería menos si la audiencia se hubiera limitado a sus acompañantes, pero alrededor todavía quedaban algunos feligreses achispados lanzándole miradas mordaces. Y él, que parecía afriebrado, daba sorbitos a la botella vacía sin apartar la mirada de ella.
La piel de ella dejó de brillar para él cuando por fin salió de aquel cuarto de baño y le preguntó, como sin querer y soltando una risita: “¿aún por aquí?”. El antifaz que le había obsequiado cayó y se quebró sin remedio, los gamberros que salieron tras de ella se encargaron de terminar de destruirlo. Él, más aturdido por el alcohol que por la situación, sólo atinó a señalarle que aún le quedaba un poco de ron en la botella.
Desde un rincón, sentado en un banco incomodo, apenas iluminado por una lámpara, la miraba intentando acallar a su espíritu lastimado que intentaba escapar por sus ojos. De algo estaba seguro, dolería menos si la audiencia se hubiera limitado a sus acompañantes, pero alrededor todavía quedaban algunos feligreses achispados lanzándole miradas mordaces. Y él, que parecía afriebrado, daba sorbitos a la botella vacía sin apartar la mirada de ella.
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